Duele decirlo, y más aún admitirlo. El mundo y la vida gira, y llega un día en el que te das cuenta de que estás mareada de tanto movimiento y necesitas un poco de calma. Llega un día en el que ves todo girar a tu alrededor y tu estás quieta, y eso sin duda te hace sentir bien. Soñadora o no soñadora, la calma nunca viene mal, y menos si estás acompañada. Si, acompañada de gente que piense en ti y te transmita cariño. Es fácil decirlo, pero no es cuestión de que sea fácil o sea difícil hacerlo, porque la clave está en ser única y dejar huella propia. Cómo el viento, que viene y va, pero siempre te despeina. Encontrar a tu musa, que te inspire y te de ése rayito de alegría que tu momento de calma necesita para ser perfecto. Y desde ese punto de partida, darse una cuenta de que todo lo que gira alrededor es único, maravilloso, e irrepetible. Que sin darnos cuenta nos ha dejado huella y que gracias a ello nos sentimos bien...
viernes, junio 29
viernes, abril 6
para ti
Que esto me esta matando, porque me duele ver que a ti no te duele. Me duele no poder casi ni mirarte por miedo a que me veas, me duele volver a tener esta coraza que tu derrumbaste en su día. Me duele no poder tocarte, ni sentirte. Me duele que todo fuese un mal entendido, y que las cosas tengan su jodido final. Me duelen tantas cosas que ya casi ni siento, ni padezco. Me duele pensar que podría haber sido diferente, y me duele aún más pensar que fue perfecto y que ni loca querría que hubiese sido diferente. Todos los días y todas las noches no muero por ti, solo faltaba, pero alguna que otra si, no sé, aún te echo te menos, y aún te siento, no creas.
sábado, febrero 4
preguntas retóricas
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